miércoles, 26 de marzo de 2014

La pequeña tristeza diaria

Caminar frente a la iglesia, y tener pensamientos culpables.
Ese dolor de pies que insiste en apretar tus zapatos.
El mal olor de un cubo de basura lleno de deshechos.
El frío matutino y su oscuridad relativa.
El calor pegajoso en tus pantalones.
Un paseo corto frente a una plaza vacía.
Notar la ausencia de árboles en las calles.
Un perro vago abrazado por un mendigo.
Una mujer con ceguera, fingida o auténtica, pidiendo dinero.
Multitud de hombros de personas desconocidas a tu lado.
La música que escuchas sin prestarle atención.
El periódico aburrido, las noticias de muertes y asesinatos.
La televisión basura, la comida chatarra, los vegetales.
Las manos escondidas autistamente en tus bolsillos.
Todo esto y más es,
Para bien y para mal,
Lo que contribuye incesantemente
A la pequeña tristeza diaria
Que nos envuelve durante años,
Sin que nos demos cuenta.
Hasta que es demasiado tarde,
Y la rutina se rompe con una lágrima.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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