Y de mi boca brotó maná vital,
Energía de tierra, espejos y sal.
Un discurso con forma de bandera,
Con magma ardiendo en las costuras
Y una estrella de sangre blanca coronada.
Mis palabras escaparon con fuerza descomunal,
Y antes de poder hacer nada,
Se habían estrellado ya contra el mural.
Hubo miedo, quizás hasta terror,
También lloró un niño a lo lejos
Después de tan terrible liberación.
Tembló la nieve,
Murió una flor.
Sangró tu nombre,
Y el mío huyó.
Hablando de amistad,
Pero sin hablar en verdad;
Abrir la boca de noche,
Y cantarle a una sombra no más.
Autor: Felipe Guzmán Bejarano
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