Yo soy un corazón,
Mi alma no solo está en mi pecho.Está en mis manos.
Está en mi mente.
Está en mi ser.
No puedo concebir mi pensamiento ajeno a mi sentir, distante de mi actuar, distinto a mi vivir. Yo soy un todo, una unidad, y no creo en una vida desmembrada. Es mi corazón el que me da las alas para soñar, para inventar, para amar, para respirar de verdad la verdad y para besar con amor al amor. Ignoro qué es el odio, y por mucho que me encierren tras los muros de la tristeza y de la soledad, mi corazón se mantiene libre a las ataduras y alumbra las nubes y los atardeceres.
Debe ser que mi corazón está en mis ojos, porque no veo fealdad en la vida, no veo oscuridad en las personas. ¿Pero la hay, y no la veo? ¿Será que el amor me ha vuelto loco, sordo, distante de la realidad? ¿O será que los demás están perdidos en esta vida? Si pudiera saberlo con certeza, quizás dejaría de estar rondando por desvaríos y cartas guardadas en el fondo de un cajón.
¡Ah, la gente sufre! Francisca no confía en nadie, no confía en mí, y aún así yo creo en ella. ¿Por qué es tan difícil dejar la vida en manos ajenas? Las personas no se dan cuenta de que si viven en soledad, mueren cada día un poco más. No se dan cuenta de que así, yo quedo solo, perdiendo brazos y pétalos cómo si los días fueran otoños eternos.
Si un día perdiera un diente, lo buscaría para guardarlo bajo mi almohada.
Si una noche no estuvieran las estrellas, sería porque las guardé en mi alma.
Y si fuera al campo, y las flores vibraran de alegría al verme, volaría hasta el sol para reír plenamente.
Da lo mismo si la lluvia sirve o no. Tienes que saber besarla para entender su utilidad.
Solo ama esas piedras que te hacen tropezar, te será más fácil vivir si lo haces.
Canto, río y juego, así vivo mi vida mejor.
Si me abrazas, me pierdo en ti.
Si me miras, sonrío.
Si me hablas, brota mi cariño en caricias.
Y acaríciame para escuchar mi palpitar.
¿Que quien soy yo? Soy ese ángel que vela por la humanidad, que vela por ella, que vela por ti. Que vela por todos, incluso por mí.
Soy el amor.
Autor: Felipe Guzmán
Debe ser que mi corazón está en mis ojos, porque no veo fealdad en la vida, no veo oscuridad en las personas. ¿Pero la hay, y no la veo? ¿Será que el amor me ha vuelto loco, sordo, distante de la realidad? ¿O será que los demás están perdidos en esta vida? Si pudiera saberlo con certeza, quizás dejaría de estar rondando por desvaríos y cartas guardadas en el fondo de un cajón.
¡Ah, la gente sufre! Francisca no confía en nadie, no confía en mí, y aún así yo creo en ella. ¿Por qué es tan difícil dejar la vida en manos ajenas? Las personas no se dan cuenta de que si viven en soledad, mueren cada día un poco más. No se dan cuenta de que así, yo quedo solo, perdiendo brazos y pétalos cómo si los días fueran otoños eternos.
Si un día perdiera un diente, lo buscaría para guardarlo bajo mi almohada.
Si una noche no estuvieran las estrellas, sería porque las guardé en mi alma.
Y si fuera al campo, y las flores vibraran de alegría al verme, volaría hasta el sol para reír plenamente.
Da lo mismo si la lluvia sirve o no. Tienes que saber besarla para entender su utilidad.
Solo ama esas piedras que te hacen tropezar, te será más fácil vivir si lo haces.
Canto, río y juego, así vivo mi vida mejor.
Si me abrazas, me pierdo en ti.
Si me miras, sonrío.
Si me hablas, brota mi cariño en caricias.
Y acaríciame para escuchar mi palpitar.
¿Que quien soy yo? Soy ese ángel que vela por la humanidad, que vela por ella, que vela por ti. Que vela por todos, incluso por mí.
Soy el amor.
Autor: Felipe Guzmán
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