sábado, 12 de mayo de 2012

Llanto de quien gana amor

Los llantos de las gaviotas espectrales me despertaron una noche en que dormía sobre tus brazos de carbón. Tuve miedo, y el aire me olía a soledad, no quedaba nadie más a la deriva en este mar de hielo y sangre. Tu soñabas con una luna de rosas, mientras la flama de tu espíritu derretía la cera de mi cuerpo. Mis lágrimas caían rojas sobre las aguas polares, y teñían la inmensidad con el dolor. De entre la espuma marina se asomaban tus tobillos de sal, tus pechos de sal, tu nariz calcárea, y yo miro al rededor, graznidos mortuorios: Tu estás viva, yo estoy solo.


Autor: Felipe Guzmán



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