jueves, 26 de abril de 2012

Emilia

Ojalá el olvido fuese tan fácil como el
pecado,
que la memoria fuese frágil como una
copa,
y que tu recuerdo no sea más que un bello
sueño.
Pero te recuerdo, y no quiero hacerlo, no quiero
pensarte.
No quiero pensar en los valles de tu cuerpo, ni en tus labios de
rosa.
No quiero pensar en tus párpados de seda, ni en tu cuerpo de
cera.
Pero tu cuerpo es como la blanca manta de la
noche.
Ilumina los callejones en que te recuerdo, esperando que te
encuentre,
pero estás por las calles, llenas de nubes, y me huyes como yo te
huyo.
Ojalá mi corazón fuese tan duro como un
árbol,
y que tu rostro sea solo un triste
fantasma.
Pero como es fantasma, me sigue, me duerme, y te
sueño. 

Autor: Felipe Guzmán


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