martes, 26 de junio de 2012

El hombre que no amaba a las cabronas

Claramente sin intensiones de promover pensamientos misóginos quiero hacer una pequeña retroalimentación al popular libro “porque los hombres aman a las cabronas”. Recuerdo cuando este libro salio al mercado, lo vi como un best seller mas, claramente no predecía el alto grado de difusión que obtendría. De un momento a otro vi a todo el entorno femenino que me rodeaba leyendo y hablando de este libro, y lo cierto que decían era cada palabra en el. A mi mente vino la idea de cómo todos los hombres tendrían los mismos gustos frente a la personalidad femenina, ¿como lograrían todos sentir atracción por la tal “cabrona”?.
Recuerdo un día en que una amiga se encontraba leyendo lo que para mí seguía siendo un misterio por el que no pagaría un peso para resolver, para mi suerte o desgracia decidió leerme casi como si fueran versículos bíblicos las partes que más le gustaban del libro. Decepcionado me di cuenta de lo misandrico que podía llegar a ser un libro lleno de tips para “someter” (creo que no hay palabra que lo defina mejor) al típico amigo que cuando empieza a pololear no vez nunca mas, porque la polola cabrona lo controla mas que a un hijo único, al que torna a ser un personaje por el que el genero masculino siente lastima y a la vez torna a ser casi tragicómico, ya que siempre que alguien preguntara por que no vino al asado o a ver el partido o cualquier junta de amigos, respuestas como “no lo dejan” causan risas en los presentes. Un libro que roza en un feminismo absurdo, dando la clara imagen de que quien lo escribo esta o termino hace poco ese pololeo eterno que empezó probablemente en el colegio y torno a ser tan aburrido como para que la autora decidiera tomar lápiz y papel para anotar las técnicas represivas que a usado con su pareja para que sus lectoras alcancen ese grado de desgracia en la relación de pareja, al grado de incentivar la satisfacción individual ante la mutua en esta.
En ese sentido el libro no propone nada nuevo, ya que si alguien se da el tiempo de analizar el libro (por favor no lo haga) notara si es un conocedor del área de la filosofia que lo propuesto por el libro fue propuesto años atrás por Jean Paul Sartre, de manera mas asexuada resumido en su planteamiento de que el amor no era mas que el sometimiento del que mas a manos de el que menos amaba
Claro que tampoco por un lado busco el sometimiento de la mujer ante el hombre, pero me gustaría enfatizar en que tanto la mujer sumisa como la “cabrona” pueden convertir una relación en un infierno, mismo caso con el hombre.
Por experiencia propia digo que me he visto cara a cara frente al personaje de la “cabrona”, esa persona a la que invitas a salir y llega dos horas tarde, no contesta el teléfono por placer o simplemente lo tiene apagado y que luego de que te encuentras con ella te presta una atención casi nula haciéndote sentir que la haces perder el tiempo o no eres lo suficientemente importante. Actitud que para mi sinceramente no tiene una pizca de atractiva.
Probablemente esta seudo columna genere rechazo por aquellas “cabronas” devotas que dirán, es verdad, los hombres aman a las cabronas, pero me gustaría enfatizar en que no busco la sumisión de la mujer, pero a la vez creo que la búsqueda de control pavloviano en la pareja es un aspecto negativo en el desarrollo de esta misma, que no promete mas que un clima de infelicidad en al menos uno de los involucrados. Por lo que recomiendo que exista la aceptación de los diversos aspectos de la persona antes de moldear al individuo a gusto de alcanzar la satisfacción personal. Así que ese es mi concejo, aceptence y dialogen los aspectos que puedan perjudicar su relación, porque eso es mas efectivo que el encabronamiento



Autor: Fernando Hormazabal

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