martes, 20 de mayo de 2014

Les contaré de una vergüenza

Hace un par de años me vieron algunos
Paseando por ahí con un pulpo voluptuoso.
Era como una botella vacía esa mujer glacial,
Con su transparencia de cristal enfermizo
Que helaba los cielos cuando se sacudía.
Algo de viscosa y anfibia su forma de hablar,
Arácnidas sus manos blancas y ociosas.
De haber visto sus ojazos desnudos, palpitantes,
Si los hubieran sentido ardientes brillando como pezones,
Sabrían de lo magnética y peligrosa de su magia,
Apestosa, hedienta a cicatrices de metal furioso.
Años de polvo en efervescencia, de vapor repiqueteando,
Fueron los oscuros tiempos de nuestra fuga esmeráldica,
Y yo creíame feliz, desbarrancándome en la noche
Junto a los puercos de una Altarahiza empedrada.
Yo la quise, es cierto, hasta la última verruga,
Pero cuando le encontré escamas creciendo ahí,
En donde termina la espalda de las espaldas,
¡El susto que me llevé! Tan así fue, que corrí
Más allá del sur al que pertenecen los vientos.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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