martes, 20 de mayo de 2014

Estática Cardíaca

El teléfono suena y suena, pero cuando contesto no es tu voz la que escucho,
No es tu respiración la que se agita, ni tus palabras las que dicen mi nombre.
Ese pequeño salto que da mi pecho es una bala disparada a quemarropa,
Y a este paso, podría írseme el alma en una ventisca de llanto,
De tanto que el teléfono ruge y escupe.
Y a este paso, podría vérseme algo triste y silencioso a lo lejos,
En esto de echarte de menitos, hija del sol.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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