viernes, 14 de junio de 2013

Sed


Jaime se acerco a la petrificada Laura, quien ante el impacto solo pudo alzar su mano a gesto de un tembloroso saludo. El sin siquiera saludarla mirándola siempre fijamente a los ojos la toma de las caderas y le da un apasionado beso. Ella en forma casi refleja ante el tan anhelado encuentro expresa su deseo mordiéndole a Jaime su labio inferior. Este comenzó a respirar cada vez mas aceleradamente en un síntoma casi infartante. 

Jaime da un instante de respirar nuevamente a Laura, toma su mano y le ordena que lo siga, a lo ella responde con sumisión ante la lujuria que la envuelve. 
Jaime la lleva al gimnasio de la universidad, en el trayecto ni una sola palabra. Vuelve a besarla en el despoblado escenario y sin previo aviso introduce su mano en el pantalón de ella, siente como sus dedos comienzan a inundarse en su esencia. Con sus dedos explora entre las piernas de Laura llevándola a estados inefables de placer mientras besa su cuello. Ella le respira en el hombro de manera acelerada y le susurra al oído que lo ama con su voz entrecortada. Los ojos de Jaime se tornan lentamente blancos, vacíos e inexpresivos acompañados por una sadista sonrisa en la cual se pueden apreciar sus afilados colmillos. Laura casi no pausa entre cada suspiro e inmersa en un clímax de placer emite un ahogado grito, Jaime salvajemente muerde su cuello y el grito de Laura pierde toda oxigenación cuando este con sus colmillos perfora su traquea. Borbotones de sangre fluyen a alta velocidad de su cuello. Ella se desmaya ante el desangramiento en los brazos de Jaime, quien el la besa por ultima vez tiñendo sus labios de rojo y se marcha sin despedirse luego de saciar su sed, abandonando un convulsionante y agonizante cuerpo en el piso de la cancha de basquetball del gimnasio, ahora bañado de sangre. Yo no te amo dice Jaime, enciende un cigarrillo y abandona lentamente el gimnasio.

Autor: Fernando Hormazabal Bello

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