domingo, 1 de diciembre de 2013

Las ventanas del alma

Conocí a una mujer,
De esas que son más que sólo una mujer.
Tenía una mirada evocativa y sabia,
Llena de ilusiones, tristeza y calor.

Sus ojos eran dos farolas de mercurio,
Perlas incendiadas que crepitaron
Con dulzura envuelta en pasión,
Con el fuego de la alquimia estelar.

¡Cuántos sueños y quimeras!
¡Cuánta maravilla y secreto!
¡Dichoso por haberme perdido
En el encanto de su mirada!

El propósito de mi vida,
Aquél que una vez olvidé;
Lo encontré en sus ojos,
En su alma infinita.


Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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