miércoles, 18 de diciembre de 2013

Ícaro Moderno

Esta noche, los sueños
No son más que ilusiones lejanas,
Son esperanzas quebradas
Por el peso de mi propia imbecilidad.

Estoy cansado de pensar bien de la gente,
Yo mismo agoté mi paciencia,
Y no tengo intenciones de ser
Un hombre de bien nunca más.

Después de todo, ser bueno duele
En los huesos, triza el pensamiento
Y pudre el alma.

¿O será que nací para envidiar?
¿Debería sepultar entonces a mis amigos?
¿Debería mutilar a las mujeres que he amado?

Es posible que haya nacido para ser
Un asesino, un mendigo,
O un predicador de mala muerte.

Incluso puede ser que
Toda mi vida esté destinado
A ser un triste loco,
Al borde constante de la demencia.

Quisiera ser más noble, para que
Al menos asistan unas pocas personas
A mi funeral.

Me arrancaría los brazos,
La lengua y el corazón,
Si tan sólo supiera en dónde los dejé.

Esta noche no existió nunca tu nombre,
Ni tu silueta, ni tu mano
Tan decepcionantemente cálida.

Déjenme solo, déjenme sangrar
Con éstas palabras de odio
Y autoflagelación.

¡Déjenme solo les he dicho!

Autor: Felipe Guzmán Bejarano

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