domingo, 15 de abril de 2018

Luto

Mi bebé nació muerto:
Muerto en las lágrimas del invierno,
entre la caduca piel de su madre.
Tras el triste parto decidí
que lo mejor era enterrarlo
entre las páginas de mis libros.
Cada vez que paso la vista
por sus desgastadas páginas
veo su carita llorosa y sangrada.

Mi pequeña murió también,
el mismo día, horas después.
Una ráfaga de hielo le quitó la vida.
Me la ha quitado un poco de nieve.
Le trencé el pelo, le quité sus ropitas,
y por hacerle la contra al frío
es que metí su cuerpecito inerte
en el hondo abismo del brasero.

¿Que qué tan crudo es el inverno?
Todos los días se mueren mis niños.

Autor: Felipe Guzmán Bejarano


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