martes, 27 de agosto de 2013

Me gustan las mujeres

Me gustan las mujeres, no lo puedo evitar.
Me gustan las que tienen el pelo largo, como una cascada de color que baña sus hermosos rostros. Suelo pasar horas soñando despierto mientras las admiro, imaginando la maravillosa tarea de ser un pintor, intentando retratar cada fina hebra y cada dulce mechón. Para mi sería imposible crear algo tan perfecto como el pelo de una mujer.
Me gustan las mujeres de pelo corto también. No lo puedo evitar.
Me gustan altas como árboles, con una sombra agradable para capear el sol del verano, en donde pueda recostarme para que el viento me acaricie con suavidad mientras silbo una tonada, leo un buen libro, o simplemente duermo soñando.
Me gustan las mujeres bajas también. No lo puedo evitar.
Me gustan las que son soñadoras e idealistas. Poder fundir nuestras imaginaciones en fantasías y aventuras, en romances de película o en futuros alentadores es lo mejor de ellas. Saber que siempre tendrán una historia que contar es reconfortante.
Me gustan las mujeres realistas también. No lo puedo evitar.
Me gustan las que son melancólicas y tristes, porque comprendo su dolor y su soledad. Es difícil superar el pasado, y soltar las cosas que una vez uno amó es, para mi como para ellas, inhumano. Hay cierto gusto en la pena que sólo nosotros hemos entendido.
Me gustan las mujeres que son alegres también. No lo puedo evitar.
Pero de todas las mujeres, las que más me gustan son las leales y las sinceras. Ellas son las verdaderas estrellas de las constelaciones, son las lunas por las que uno suspira, y son las mujeres que uno añora cuando no están.
Me gustan las mujeres leales y sinceras. Me gustan demasiado, no lo puedo evitar.



Autor: Felipe Guzmán Bejarano.

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