sábado, 17 de noviembre de 2012

Muerte en las Torres - Parte 1

El enceguecedor resplandor del asfalto ante aquel foco nocturno perturbaba mi mirar. Esa joven prostituta yacía muerta en el piso mientras regaba con su sangre la calle, la cual se coagulaba ante el sofocante calor, esta escena dantesca era espectáculo glorioso para la morbosidad de las moscas que invadían el cadáver. 
En mis oídos truena el zumbido metálico del volta
je del sector de las torres de alta tensión. En mi mente un enjambre de abejas furiosas me invitan cordialmente a incorporarme en la seguridad de la demencia.

-Esto fue su culpa!

Sucumbo en sollozos ante su mirada vacía. El fenómeno post-mortem pesa angustioso en mi pecho, mientras el de ella yace inmóvil, luego de que su aliento pereciera ante el fatal abrazo de mis manos celosas.
Un ultimo beso previo al fatídico acontecimiento, ahora solo en mis labios permanece el sabor ácido que obtuvo tu lengua luego de años de cigarrillos baratos.
Tus ojos se llenaron del humo del tabaco sometido a la combustión. Ironías de la asfixia, mientras en mis oídos aquel zumbido infernal se manifestaba como profecía a mi fatal destino; promesas de electro-shock o justicia de sillas eléctricas. Mientras tu yaces muerta bajo aquellas torres de alta tensión que cargan con la justicia que caerá sobre mi cuerpo condenado.
Que en paz descanse y me otorgue su perdón aquella semilla de vuestro vientre, a quien osaste llamar hijo mio, sin escatimar el juicio de aquel dedo acusador y conyugal sobre la vida de estos dos amantes.
Los gritos sofocados de aquel nonato rompen mis tímpanos al grado que emito al cielo un aullido de dolor. Aquel llanto intrauterino no cesa jamas, al contrario se alza tornando cada vez mas ensordecedor.

Me invade el pánico ante esta invitación al testigo del espectáculo propio de mi miseria. 





FIN DE LA PRIMERA PARTE

Autor: Fernando Hormazabal B.

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